miércoles, 8 de junio de 2011

50. LA SANGRE LLAMA A LA SANGRE


Triunfó la revuelta de Chiclayo, en enero 6 1868; y Balta tomó las riendas del poder. Fue presidente de la república entre 1868 y 1872. En este mismo período  Palma  fue secretario privado del presidente y senador por Loreto. Para que Palma  pudiera ser senador Balta creó el departamento de Loreto. ¡Vítor por Chiclayo, que llegó a ser capital de Departamento por haber apoyado a Balta! La exitosa experiencia  de Chiclayo le dio pie para alardear un poco,  en 1891:

En la primera noche que pasé  en Chiclayo tuve, en mi carácter de secretario general, casi ministro de Estado (y no gasté prosa, creánmelo), que acompañar a hacer visitas al futuro presidente constitucional de la República. En todas las casas había jolgorio y se bailaba y cantaba. Poco de piano y mucho de guitarra; nada de vals, polcas, dancitas ni cuadrillas; baile de la tierra, baile criollo, nacional purito. (La conga, 1891, TPC, p 1145).

Dijo bien el que dijo que la gracia y originalidad de nuestros cantos populares ha muerto. La chispa criolla ha ido al osario y nos hemos zarzuelizado.
Cierto. La Conga fué el último chisporroteo del criollismo. ¿Cómo nació y cómo murió la Conga? Eso lo sé yo con puntos y comas, como que la Conga está unida al recuerdo de mis mejores días de entusiasmo juvenil; a mis tiempos de periodista político y de aventuras revolucionarias; y a mis horas de asaltador, con fortuna no siempre adversa, de plazas femeniles. (La conga, 1891, TPC, p 1144-5).

El tradicionista recuerda que en Chepén y en Guadalupe se cantaba esta libérrima copla:
           
Viva el sol, viva la luna,
viva la flor del picante,
viva la mujer que tiene
a un baltista por amante.
           
Lo más probable es que esta copla la escribiera el mismo tradicionista. En Chiclayo, bailando y cantando  zamacuecas de pueblo afroperuano,  Palma  tuvo la oportunidad de revivir la vida disipada, un tanto libertina, que ya había experimentado en París (1864). En la chiclayana encontró  el ideal de  hembra desinhibida   que andaba buscando. Y que, al final, aportó su cuota de sensualidad  en el estereotipo de belleza  mulata  del siglo   XVIII, que tan famosas hicieron a las Tradiciones Peruanas

49. SAN PEDRO DE LLOC


            La experiencia de conspirador a Palma  le había enseñado a vivir a salto de mata. En noviembre 1867 viajaba, de incógnito, de Lima a Chiclayo. Posiblemente desembarcó en Salaverry, y caleteando arribó a su destino. En Trujillo no pudo pasar desapercibido, y cuando llegó a San Pedro de Lloc, el subprefecto de la provincia, José Cayetano de la Fuente Goyburu, había recibido orden de Trujillo de aprehenderlo. La autoridad política,  en vez de encerrarlo detrás de las rejas, le dio por cárcel  la ciudad, y lo alojó en su casa.
            Las ricas hembras lo trataron a cuerpo de rey. Le presentaron a Juanito Esteves, un loquito pariente propincuo del subprefecto. Le informaron que cuando le mentaban faldas el tío Juanito perdía el seso. Estaba encalabrinado con  una tal María, limeña mazamorrera.
            ¾¡Qué casualidad!  ¾confesó Palma¾   a mí también me sucede lo mismo cuando me tientan las hijas de Eva.
            ¾¿Y la revolución?   ¾preguntaron a coro las interlocutoras.
            ¾¡Que espere! ¾exclamó Palma¾. Juguémosle una broma al cándido galán  ¾propuso¾. Le entregarán 2 cartas en verso, firmadas por la muchacha. En la primera ella le susurrará palabras de amor loco. Le prometerá fidelidad eterna. Y como es loquito, le creerá. Semanas después, recibirá otra epístola, que lo sacará de sus casillas. Esta vez no será una declaratoria de amor, sino de guerra. Le recalcará que es un traidor. Que en San Pedro de Lloc se acuesta con la Carmen Montenegro. Que de noche y de día no se aparta de la zamba María de la Cruz, a quien ya tiene preñada.
            En un periquete redactó las 2 cartas. Palma, que tenía sus ribetes de libertino, entre gallos y medianoche abandonó San Pedro de Lloc, muy contento de las orgías, sacadas de vuelta y juegos sexuales que  habían organizado en su honor.

48. EL TAMALERO


            Es una obra maestra de la sátira peruana. Una pieza de antología. Muy limeña. Burlarse del enemigo, decirle negro o indio, taparle la boca, no en perfecto español, sino en lengua motosa. Estropajosa. Ya no interesa el fondo, sino la forma. Ya me imagino cómo se le  descompuso la cara a  Palma  cuando leyó El Tamalero de Juan de Arona, en El Comercio (domingo julio 17 1867, 2ª ed, n° 9,399, p 4), sin firma del autor:

[1]  Campanerito de mi ánima
Jacé bien en repicá,
Que en eta tierra no mama
El que no sabé llorá...

Campanerito de mi ánima
Tamarerito se vá...

[2]  ¿Puque etá tú en campanario
No conoce yá á mí? ¡Guá!
So yo mulato ¡Canario!
Que te arimaba  detrá...

            Campanerito... &a.

[3]  Mi amito Ño Juan Antonio
Te vendió pa la Palá,
Y tu dijite ¡Demonio!
Hata London no pará.

Campanerito... &a.

[4]  Le aremetites en grande,
Atrapate un dinerá...
Angora, dijites, mande
Sumecé en mi voluntá.

            Campanerito... &a.

[5]  Cochino tú con el amo
Te motrate cual no má,
Pue te hicite luego ¡Zambo!
Harina de otro Cotá.

            Campanerito... &a.

[6] Con la limona y el santo
Alzates en tu embajá,
Juyéndote con el manto
De rojo y de liberá.

            Campanerito... &a.

[7]  De Palacio en la cocina
Te improvisate oficiá,
Pelá te vide gayina
A jentrar con mi tamá...

            Campanerito... &a.

[8]  Tú también aderesate
La boda dictatoriá;
Más repente ya cambiate
Y te fuite a repicá.

            Campanerito... &a.

[9]  De juro que te pillaron
En alguna habilidá,
Y por eso te pujaron
De la región oficiá.

            Campanerito... &a.
           
[10]  Te arrimates al primero
A quien pudite explotá,
Haciéndote “Farorero”
De Barta y Comunidá.

            Campanerito... &a.

[11]  Con la música á otra parte
Te despacharon de acá,
A que fueras á enrolate
Con lon monito de allá.

            Campanerito... &a.

[12]  A la potre, semblancero
Te has jecho sin repará
Que á macuco semanero
Tengo mucho que sacá.

            Campanerito... &a.

[13]  Sigue, sigue, Campanero,
Sigue, sigue sin cesá,
Mucho queda en el tintero
De tu amigo taita Juá...

            Campanerito de mi ánima
            Tamarerito se vá...

47. EL MAESTRO PARDO Y ALIAGA

            Para burlarse de  Palma  el poeta Juan de Arona utilizó el mismo procedimiento que, en 1835, había empleado Felipe Pardo y Aliaga  para burlarse del mariscal Andrés Santa Cruz, hijo de la cacica de Huarina doña Francisca Calaumana. Escribió unas letrillas con estribillo. En ellas una india bilingüe dialoga con su retoño Andrés, no en perfecto español sino en quechuañol, una mezcolanza enrevesada de español y quechua:

Farsante de Belcebú
No ves que á tu madre aquejas
¿Por quí hombre, el Bolivia dejas?
¿Por quí buscas la Pirú?

Mira la pobre señora
Tanta derrota y carrera
que el pimpollo que adora
forman la gloria guerrera.
Esto su suerte le avisa,
mas por la vida del dios Baco!
¿tal ambición no da risa?
Qué este Alejandro Huanaco
extiende hasta el Juanambú
sus aspiraciones viejas!
¿Por quí hombre, el Bolivia dejas?
¿Por quí buscas la Pirú?;

La india dice: “Huahuachay
el balas vos no te gustas
don Salaverry ay! ay! ay!
pronto el clavijas te ajustas.
La cosa no está sencilla
vos tu suerte no conozco:
¿piensas bañar la Chorrillo
porque ya entraste la Cozco?
Vuelve a tu madre quietú.
Andrescha, a ruina te alejas.
¿Por quí hombre el Bolivia dejas?
Por quí buscas la Pirú?”.
(Cito por  Cecilia Méndez, 2000:  p 17).

46. CONTESTACIÓN


            Al día siguiente  apareció,  en El Comercio (viernes julio 12 1867, año XXIX, n° 9,393, p 4, col a y b), y sin firma del autor,  la Contestación de Juan de Arona:

No es bonita, es exacta tu semblanza,
Y si no te ha inspirado desconfianza
No debes, nécio, apellidarte humilde,
Porque, cínico, aceptas se te tilde
Y confiesas tus cacas todavía.
Para sacar tu fiel fotografía
¿Noventa contra ti que eres un  bolo?
¡Qué vanidad! ¿No has visto que yo solo
Te retraté sin Cámara, buen pieza?
El hambre te trastorna la cabeza
Y quien sabe te expones al desastre
De que te mida tus lomos algún sastre.
No se aplasta a los sapos con metralla;
Y de hacerte callar el medio se halla,
Sin colgarte milagros á montones,
Que para eso te sobran canjilones.
Vamos, no niegues que te da rabieta
Que te digan plajiario y mal poeta,
Más que si llamaran asesino
Y cuatrero apresado en el camino,
Que aunque escribes de un modo atrabiliario
Presumes saber mas que un diccionario
Y celebrar tú solo tu repique:
Lo que te digo, chico, no te pique.
Puesto que te has metido a semblancero
Aguanta cabizbajo el aguacero.

Sigamos, buen campanero:
Ya yo te toqué el tilín,
Ahora te dejo el pandero
Y me firmo   ¾Pichilín.