“Llevaba ¾dice Palma en su tradición El baile de la Victoria (TPC, p 1127)¾ poquísimos meses de ingreso en la carrera de empleado público”. Y en la noche del sábado octubre 15 1853, con el comandante y oficiales de la goleta Libertad, en que ejercía el cargo de contador, concurrió al baile que se realizó en la quinta de la Victoria, ubicada en un lugar que actualmente ocupa el distrito de La Victoria, y que era propiedad de la esposa del presidente Echenique, doña Victoria Tristán. Ambos ofrecieron la fiesta “para halagar” a los congresistas y al selecto público de Lima. Asistieron 2,000 invitados. José Arnaldo Márquez, en su obra La orgía financiera del Perú (1888), calcula que costó entre 60 mil y 80 mil pesos. Según Palma, “[n]o se ha dado en Lima, desde que la fundara don Francisco Pizarro, en 1535, baile superior en magnificencia”. El Comercio, en su ed de lunes octubre 17 1853, como era de esperar, le hizo un encendido elogio.
Esa noche, inolvidable para él, vistió el flamante uniforme de marino. Era consciente de cómo el uniforme militar seduce a las mujeres frívolas. Como él no sabía bailar, no pudo bailar. Tampoco pudor lucir el flamante uniforme. Fue excluído del círculo de los danzantes. Vio cómo otros se divertían, porque él no había tenido pareja que le enseñara a bailar. Por decisión propia, se aisló con otros. Mataron el tiempo dedicados al reveseo político, que era la actividad verbal que más placer les causaba. En tan distinguida aristocracia de los pergaminos no podía faltar una escena de racismo limeño: “La única nota discordante la dio una señora que se negó a bailar con un capitancito (excelente y bravo muchacho que murió a poco en un combate) porque no abundaban en las venas de éste glóbulos de sangre azul. Súpolo el presidente, llamó al oficial, se dirigió con él al asiento en que se hallaba su esposa y la dijo: || ¾Victoria, baila con el señor capitán. || La quisquillosa dama se retiró a poco del baile”. (El baile de la Victoria, TPC, p 1129).
Otra vez encuentro aquí la técnica de contraste muy utilizada por Palma en la elaboración de sus tradiciones. Lo más probable es que esta escena no se diera en la realidad. La copió de relatos populares para hacer notar la diferencia que va de una a otra aristócrata. Aquí sale ganando la esposa del presidente Echenique. ¡Bonita manera de halagar la vanidad del poderoso!
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