En octubre 8 1864 Palma, en compañía del poeta argentino coronel Hilario Ascasubi, visitó, en el Cementerio del Padre Lachaise de París, la tumba del poeta francés Alfredo de Musset. El epitafio del sepulcro dice:
Mon chèrs ami, quand je mourrai
Plantez un saule au cimentière...
J’aime son feuillage eploré!
La pàrleur m’en est douce, chère,
Et son sombre será legère
A la tombe ou je dormirai.
Hilario Ascasubi había hecho un voto romántico: cumplir el postrer deseo de Alfredo de Musset. Desde las orillas del Río de la Plata llevó a París una rama del sauce americano. Y la plantó con sus propias manos, para que el tupido follaje sombreara la tumba del ídolo de su juventud. Y en una tarjeta, que prendió a la rama del árbol, escribió:
Un poeta de América te trae
Aqueste sauce cuya sombra grata
Sobre la losa de tu tumba cae
Como un beso que al Sena manda el Plata.
(Cito por Palma, 1864: p 483-7).
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