miércoles, 8 de junio de 2011

31. EL EXILIO DE CHILE

            Palma fue desterrado a Chile por combatir la corrupción del gobierno de Ramón Castilla. Durante su exilio (diciembre 20 1860-octubre 27 1862) escribió 3 obras: (1) el libro Anales de la Inquisición de Lima, que  fue publicando simultáneamente y por entregas en La Revista de Lima y en la Revista de Sud América de Valparaíso; (2) la tradición Una trajedia [sic] de bastidores (1861); y (3) la tradición Justos y pecadores (1862). La exaltación del sexo las caracteriza y las emparenta con La hija del oidor (1856?) y El Nazareno (1859). En Justos y pecadores aplica la misma técnica de suspenso y enigma que con mucho éxito había ensayado en El Nazareno. En el último capítulo se descubre la verdadera identidad de don Juan de Toledo, que desagravió a su hermana doña Engracia de Toledo, matando al seductor, el capitán Martín de Salazar. Juan de Toledo murió en  Potosí en olor de santidad. Y cuando ya estaban por enterrarlo en la iglesia, uno de los notarios registró la calavera que yacía sobre el pecho del cadáver. Encontró un pequeño pergamino escrito por el hermano de doña Engracia. Y leyó al público asistente la confesión  de su venganza. Y los curiosos e ingenuos creyentes, que asistieron al acto, desengañados, se desparramaron por la villa prometiéndose a sí mismos que ya “no volverían a fiarse de las apariencias” (Justos y pecadores, TPC, p 338). Los análisis textual y de clase  demuestran que la permanencia chilena a Palma no le sirvió de mucho. Sólo endureció la línea ideológica.  El trato con masones aristócratas y descreídos lo enredó en voluptuosidades y escepticismos insondables.

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