miércoles, 8 de junio de 2011

40. ESTAMOS FRENTE A UN AUTOR MAÑOSO


            En junio 1961 yo descubrí, en Buenos Aires,  el subconjunto Confidencias,  integrado por  3 tradiciones: (1) Consolación, datada en 1866, (2) La venganza de un ángel, datada en 1866,  y (3) En la casa del jabonero, datada en 1866. Holguín Callo (1994: p 385) leyó el subconjunto Confidencias, publicado en La Revista de Buenos Aires (1866). Sostuvo que Palma  escribió  Consolación en 1866,  porque en el capítulo III  figuraba  el siguiente §: “Entonces si el jóven se llama Alfredo de Musset, se vuelve escéptico y muere envenenado por el alcohol: si se llama Gerardo de Nerval se torna impío y se ahorca bajo las ventanas de una ramera”.
Era una clara alusión a la muerte de los poetas franceses Nerval (1808-1855) y Musset (1810-1857). En enero 31 2002 yo descubrí, en Lima, el texto de Consolación de 1859, que había aparecido en El Correo de Ultramar (París, 1859), con el pomposo subtítulo de Página de una historia del alma. El citado  § no figuraba en esta edición. Fue añadido en la edición de  La Revista de Buenos Aires (1866) para hacer creer al  lector que la tradición era inédita. Fue suprimido en el texto que publicó, en 1910, en su libro Apéndice a mis últimas tradiciones peruanas, con esta advertencia: “Este artículo, borroneado en 1851, es una reminiscencia fiel de trágico suceso acaecido en mis tiempos de colegial. Lo tenía olvidado; pero una casualidad ha traído a mis manos el periodiquín en el que hace más de medio siglo apareciera. Lo he releído con cariño íntimo, y por eso le doy cabida en este libro”.
En La Revista de Buenos Aires la tradición apareció datada en 1866. Esta misma tradición aparece datada en Lima (1859) en El Correo de Ultramar (1859). No se puede creer ciegamente en Palma. Éste le asignó 3 fechas a Consolación: 1859 (El Correo de Ultramar, 1859), 1866 (La Revista de Buenos Aires, 1866) y 1851 (Apéndice a mis últimas tradiciones peruanas, 1910). No me sorprendería que otro buscador, con más suerte que la mía, encontrara la versión publicada en 1851 y fechada en 1851.
O sea, hay una 1ª versión de Consolación, La venganza de un ángel y En  la casa del jabonero, que desconozco. Palma utilizó la fecha de 1866 como anzuelo para vender su mercancía. Como no podía atender la demanda de los editores que insistentemente le pedían nuevas tradiciones, a partir de 1859, corrigió las antiguas, les cambió de título y las fechó nuevamente para que parecieran novísimas.
Consolación lleva la marca lingüística de  los relatos en prosa escritos antes de 1859: El hermano de Atahualpa (1852), Lida (1853), Mauro Cordato (1853), Infernum el hechicero (1854), La querida del pirata (1855?), En la casa del jabonero (1856?), La hija del oidor (1856?), Palla-huarcuna (1856?) y La venganza de un ángel (1857).  Consolación (1851) no pertenece a la etapa de madurez de Palma, sino a la etapa de inmadurez  (1851-1859). Con los relatos antedichos comparte  cierto aire de familia. Cierto parentesco ideológico y lingüístico. Un mismo tratamiento del amor y la sexualidad.
En setiembre 1987 Holguín Callo publicó una biografía abreviada de Ricardo Palma, de 63 p. En la p 25 dio como fecha de creación de Consolación al año 1851, que era la fecha aceptada por todos los críticos de por entonces. Posteriormente, leyó la versión de Consolación de 1866, que yo había descubierto en Buenos Aires, en junio 1961. Y cambió de parecer al encontrar el § que ya he citado antes. En 1994 publicó su tesis doctoral, titulada Tiempos de infancia y bohemia. Ricardo Palma  (1833-1860), de 735 p. 10 años de investigación le llevó componer esta voluminosa obra. En ella se ocupa de la producción literaria de Palma comprendida entre 1848 y 1860. Y, por supuesto, Consolación fue excluída del repertorio estudiado.
En oct 26 1962, presenté en la Universidad de San Marcos mi tesis de Bachiller en Letras,  titulada Ricardo Palma, personaje de sí mismo, la misma que fue publicada en Sphinx, en 1967. Fue el primer trabajo filológico que sobre Palma se realizó en la cuatricentenaria Universidad. Fue la primera vez que se estableció la cronología de los textos palmistas escritos entre 1851 y 1872. Y lo conseguí cotejando las versiones originales  aparecidas en Lima y en Buenos Aires con las distintas versiones y variantes que fui descubriendo en los periódicos y revistas de la época, inmenso material bibliográfico desconocido por los especialistas.
Y viene Holguín Callo, y de un solo plumazo borra el trabajo filológico de varios años. Y todo esto a santo ¿de qué? De haber encontrado el susodicho § en la versión de La Revista de Buenos Aires (1866). Ni siquiera sospechó que pudiera ser un añadido a la versión anterior, lo que muy a menudo acontece cuando se realiza varias ediciones de un mismo texto. ¿Y cómo saber si estamos frente a una versión primigenia o frente a una versión corregida? Para eso están los análisis lingüísticos, literarios y de crítica textual.
Un simple § no puede determinar la fecha de escritura de un texto. En la base del texto está el tipo de lengua empleada. Tratándose de Consolación (1851), el tipo de lengua utilizado es el romántico, o sea, el lenguaje de la pasión, que tiene que ver con los sentimientos más exaltados. Son frecuentes las alusiones a la virginidad, la libertad, la patria, a América concebida como virgen, inocente, misteriosa  y madre del poeta,  a las lágrimas, suspiros, pasiones violentadas, pudor, inocencia, rubor, miradas candorosas, suicidios, raptos, honor ofendido, venganzas crueles, personajes angélicos, personajes neuróticos, psicópatas, belleza angelical, paisajes edénicos, expresiones exacerbadas, etc, etc, etc. Algo de esto florece en Consolación. Y se repite hasta el cansancio en los textos escritos antes de El Nazareno (1859). A partir de esta fecha, el estilo de Palma cambia en 180 grados. Se vuelve más picaresco y sugerente. Antes de 1859 el Diablo es tratado como la personificación del mal absoluto. Después de esa fecha, el Diablo es un personaje simpático, que nos hace reír. Me estoy refiriendo concretamente a Don Dimas de la Tijereta (1864). Y ¿cómo diablos Palma pudo escribir Consolación en 1866, si ya en 1864 había escrito Don Dimas de la Tijereta?
En 1864 Palma encontró la marca de su estilo a costa de grandes trabajos y privaciones. Sostener que Consolación se escribió en 1866, equivale a decir que el autor botó por la borda aquello que había sido fruto de tantos sacrificios y placeres. En una palabra, equivale a sostener  una regresión.
Con Palma nunca se sabe cuándo está diciendo la verdad, y cuándo está mintiendo. Hacia 1850, en pleno despilfarro del tesoro del guano, en Lima pudo ocurrir el suicidio de un joven de 19 años, lector de Las cuitas del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe.  Palma escribió la historia trágica de Andrés, alias Consolación. Éste se enamoró de Cesarina, hermosa muchacha, que le dio calabazas. Para que el relato fuera más patético y sombrío, Palma lo habría hecho jorobado, a imitación tal vez de Nuestra Señora de París de Víctor Hugo, que él habría leído en francés.
Palma no era de los que guardan los textos en los pesados cajones del escritorio para corregirlos después.  En cuanto los escribía, los publicaba. Y esto sucedió con Consolación. Lo escribió en 1851 y lo publicó en 1851 en un “periodiquín”. Palma no cita el título del “periodiquín” pudiendo hacerlo. Le gustaba rodearse de misterio. Cuando exhumó, en Apéndice a mis últimas tradiciones peruanas (1910), ya era famoso, y podía contar a su modo la historia de su primera tradición, es decir, diciendo la verdad a medias. Como no dijo en qué “periodiquín” había publicado Consolación, los palmistas se echaron a buscarlo para hallar la versión primigenia. Los críticos que leyeron el Apéndice a mis últimas tradiciones peruanas aceptaron en todos los extremos las aseveraciones de Palma, incluída la fecha de redacción.
            En Consolación se narra la trágica desaparición de Andrés. Real o ficticia,  esta historia no tiene nada que ver con las trágicas desapariciones de Musset y de Nerval, dos ídolos del periodo  romántico de Palma. En 1866 Palma ya no profesaba el credo romántico de su primera juventud. Él mismo lo ha declarado en múltiples pasajes de su obra. Y fiel a su costumbre de interpolar nuevos datos en antiguos textos, que los palmistas conocen con el nombre de digresiones, colocó el § referente a los 2 poetas suicidas.
            En una biografía de un personaje real es procedente fechar un texto, que no ha sido fechado por el autor, tomando como referencia un episodio histórico que sí ha sido fechado por los historiadores. No cabe aplicar este procedimiento en el caso de Consolación, porque el § interpolado es ajeno a la vida de Andrés, que bien puede ser un personaje ficticio.  La digresión de Palma es, a todas luces, traída de los cabellos. Y no modifica en nada el valor argumental del relato. Con ella o sin ella, el relato funciona. Es externo a ella. Y no se puede fechar un texto por un episodio que es externo a él. Lo interno aquí es el lenguaje, que en esencia ha permanecido igual en las  3 ediciones conocidas (1859, 1866 y 1910) de Consolación.
            En 1866 Palma debía resolver el dilema de su vida: (1) o dedicarse a la política activa para ser rico;  (2) o dedicarse a la literatura, y ser pobre para siempre. Entre febrero 1864 y abril 12  1867 no escribió ninguna tradición. En julio 15 1864 publicó en La Revista de Buenos Aires la tradición Don Dimas de la Tijereta, la misma que lo lanzó a la fama.
            En 1866 no resolvió el dilema. Conspirador nato, realizó las 2 actividades que le tenían embebida el alma. Se consagró a la política y también a la literatura. En La Revista de Buenos Aires (año IV, n° 42, octubre 1866, p 262-74) apareció el subconjunto Confidencias, integrado por Consolación (1851), La venganza de un ángel (1857) y En la casa del jabonero (1856?), precedido de esta nota: “Señor Redactor de la Revista, doctor don Víctor G. Quesada: Para convencer a usted de que no he olvidado mi compromiso de colaborar en la publicación que V. dirije, le adjunto estos recuerdos íntimos, escritos en medio de las prosaicas labores del oficinista ministerial. Suyo de corazón. R. Palma (p 262).
            Al decir que había escrito los 3 relatos  “en medio de las prosaicas labores del oficinista ministerial”, faltó a la verdad. Los había escrito antes de  1866. Necesitaba engañar al amigo Vicente  G. Quesada. Como carecía de escrúpulos, lo llevó a cabo. Ya se había acostumbrado a ver su nombre en letras de molde en las principales revistas de Latinoamérica. Adelantándose a la actual globalización, no podía desaprovechar  la oportunidad de capturar el mercado de compradores de Buenos Aires, que por entonces era el más rentable en esta parte del continente.
            Que Palma logró engañar a muchísimos lectores, especialistas o profanos, no me cabe la menor duda. Holguín Callo necesitaba creerle a pie juntillas, y le creyó, a pesar de que había fechado correctamente La venganza de un ángel, al dar el año 1857 como fecha de creación. Y por llevarse de Palma no aceptó que En la casa del jabonero fuera escrita en 1856, como  yo había propuesto (Díaz Falconí, 1991: p 131).
            Que un biógrafo de Palma confunda las fechas de creación de 2 tradiciones con la fecha de publicación de La Revista de Buenos Aires, todavía se puede achacar a impericia en crítica textual o a falta de sensibilidad. No se puede concebir que el propio Palma haya dicho que escribió los 3 relatos en 1866, habiendo publicado en La Revista de Buenos Aires la tradición Don Dimas de la Tijereta.
            El lector cultivado podría creerle siempre que no tuviera a la vista el n° de 1864. No así, el que tuviera la colección completa. Una lectura comparada de los  textos le hubiera advertido que entre el texto publicado en 1864 y los textos fechados en 1866 había un abismo de diferencias formales y de contenido. Cuando un  autor madura ya no puede escribir como cuando era inmaduro. Sostener lo contrario es simplemente negar las leyes de la Dialéctica.
            Presentar la imagen de un Palma falaz no conviene al limeñismo, que aún en el siglo XXI se empeña en mantener la hegemonía de Lima sobre el resto del país. Soy nasca; y digo la verdad, por más famoso y entretenido que sea Palma.
            En febrero 2005 Holguín Callo,  profesor de Historia en la Pontificia Universidad Católica del Perú,  era el director de la Revista de la Casa Museo Ricardo Palma. En el n° 5 aparecía la 4ª y última entrega de mi  Cronología de las Tradiciones Peruanas. Como Apéndice  yo quería  publicar las versiones de Consolación (1859) y de La querida del pirata (1859), que yo había descubierto en enero 31 2002. Holguín Callo se negó a hacerlo, diciéndome por correo electrónico que: “escapa a la naturaleza de tu trabajo”. Ante la negativa, yo por carta le comuniqué desde Trujillo que retiraba mi colaboración. Al final, las insertó a regañadientes. Se tomó la libertad de cambiar el uso que  yo hacía de las comillas dobles (“”), comillas dobles anguladas (« »), comillas simples (‘), sangrías, negritas, cursivas y versalitas. Un filólogo creativo no necesariamente debe estandarizar el modo de hacer las citas textuales y las referencias hemerográficas.  Por su cuenta y riesgo destrozó los originales. Hizo una horrible edición. Introdujo comillas dobles (“”) y comillas simples (’). Esta última parte de mi libro salió con detestables notas, firmadas por  “los EE”, o sea, “los Editores”.  Felizmente Dora Bazán de Devoto, condiscípula y decana de la Facultad de Lenguas Modernas de la Universidad Ricardo Palma, en diciembre 2005, me publicó la 2ª edición de mi libro Cronología de las Tradiciones Peruanas, sin modificar ni la diagramación ni una línea del texto. Cualquiera que haga la comparación podrá establecer la diferencia que va de la 1ª edición a la 2ª.

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