miércoles, 8 de junio de 2011

37. EL NOMBRAMIENTO


En julio 14 1864, siendo  presidente de la república el general Juan Antonio Pezet, Palma consiguió que lo nombraran cónsul en el Pará. También consiguió que le cancelaran por adelantado el sueldo de un año de trabajo.  ¿Quiénes fueron los padrinos? Dice Porras Barrenechea (1977: p 13): “Palma fue nombrado Cónsul en el Pará al propio tiempo que el poeta Márquez era nombrado Cónsul en California, en julio de 1864,  o sea, cuatro meses después de producida la agresión española y en pleno conflicto internacional. Se adivina en este nombramiento la mano de don Miguel del Carpio, que era Vicepresidente del Senado y de Novoa y Ribeyro miembros de gabinete y amigos de Palma”.
En una carta de su vejez a un amigo Palma deslizó los siguientes datos: “Yo tuve la suerte  cuando cumplí 30 años, de que un amigo influyente en Palacio consiguiera que me diesen un Consulado en el Brasil, con ocho meses de licencia (que yo convertí en  once) para permanecer en Europa. Pude en ese tiempo visitar Londres, París, Bruselas y algo de Italia y eso bastó para cambiar el rumbo de mis aficiones literarias, encaminándolas a los estudios históricos y lingüísticos”. (Porras Barrenechea (1977: p 13).
En su Autobiografía dictada  a su hija Angélica, y que fue enviada  a Ventura García Calderón, en carta de diciembre 20 1916, y publicada en América Latina (París, año V, vol V, n° 12, diciembre 1° 1919, p 5) Palma trastrueca los datos, y declara: “San Román me nombró cónsul en el Pará y viajé por Europa y Estados Unidos. A mi regreso entré en la revolución contra Pezet”.
En 1864 Palma era partidario de Pezet. En el artículo Don Marcos Jiménez de la Espada declara: “Periodista y periodista ministerial, que es otro ítem más, era el que estas reminiscencias escribe, allá por los años de 1864. Si la memoria no me es ingrata, llamábase nuestro diario El Mercurio, del cual era director don Manuel Atanasio Fuentes, conocido, más que por su apellido, por su seudónimo El Murciélago. (TPC, p 1414-5).
Palma no fue consecuente con el presidente Pezet, que lo había enviado a Europa. En su Autobiografía (1916) reemplazó a Pezet por San Román para no aparecer ante el mundo como lo que era realmente: un tránsfuga, que cambiaba de línea política según los intereses del momento.

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